lunes, 17 de marzo de 2008

El Marquesado de Los Palotes


Acusado de hereje, dipsómano, negligente, remolón, onanista, concupiscente, belicoso, además de traición e infidelidad perversa, fui obligado a abdicar de otros títulos e invitado al exilio interior dentro de mi marquesado. Di por perdidas mis tierras y mi fortuna pero para consuelo de este trasegado corazón y por gracia de su majestad el Rey (mi tío) pude conservar este añorado territorio donde la modernidad llega como el vuelo de una paloma, ligera, pequeña, asomándose y alejándose, para al final, dejarnos una pequeña cagada y todo queda casi igual, como detenido en el tiempo, pero, asi nos gusta. 

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